LA CAZA DEL HOMBRE HA COMENZADO
Tu vida no vivida, pura, late
Jorge Guillén
La ciudad y su centro.
Reflejos
de oro y sangre
sobre el río.
Aquel que niega
y mata.
Miles de ventanales encendidos,
la verdad.
Hacia ti llega entonces
eso que llaman realidad
y es el dorso
de una mano segura
que dispara
desde el lado ficticio
de la muerte.
***
Nadie
lo sabrá
Tú
largate despacio
Borra huellas
Dite
tan sólo que has soñado
La hora azul
El silente horizonte
Los árboles cantando fronda verde
¿Vives acaso ?
Acaricia cada día
la más dura arista
de la soledad
Comprueba si
es la sombra
de aquel
que
nunca
has
sido
***
Te acosarán.
Lo sabes.
La memoria. La ley.
Como perros, blindados,
sale la jauría mecánica,
de innata violencia,
a destrozar lo que queda de ti,
la sombra de tu nombre.
Sólo encuentran
el silencio del día,
el alma ausente,
humana ya
y sin
nadie
al que
atrapar,
desmentir,
matar de
nuevo.
***
Gira
la noria
exacta
de la libertad,
democrática enseña,
sus parcelas
de luz
y poderío.
Entre
ellas escamas
de tu luz.
Pupila
que corre
amenazada
ante la sed
de nombre.
Desde el fondo
hablas tú
o aquel
o el sueño
de ese instante
que ciega
te sabe
y te
per-
sigue.
***
Eso
que ves
allí
no es fuga
o sueño,
sino la quebrada
luz
de la palabra,
ajena
realidad,
vida sin
duelo,
eterno dis-
tanciar,
constante
eco,
tú,
que allí
te reconoces,
olvidas
sólo
el nombre de
tu ilusión.
Esa es tu vana hora.
Te habita
eel tieeemmmpoooooooooooooo...
José Luis Reina Palazón