VIENTO...
Y tan sólo en un momento
se cambió el aire de nombre
y quiso llamarse viento.
Viento para las ramas
del peral
que fue arrancando
y dejando
que, doradas, mustias, yertas,
volaran sus hojas muertas...
Fue tan sólo en un momento:
El aire se volvió brisa
y la brisa se hizo viento.
¡Y a volar!..
Hojas doradas,
¿A dónde iréis a parar?
¿Un remolino de oro,
la casa, el campo, la cal
llena de un azul de cielo,
de un azul de Inmensidad?
Brisa, viento, hojas doradas
¿está en el Cielo la mar?
¡A volar, hojas doradas!
¿A dónde iréis a parar?...
Juan Morales Rojas