El amor por la puerta pasó,
no llamó, ni permiso pidió,
sencillamente entró,
y mi corazón desbocó.
Que locura, que tristeza,
que sea prohibido,
e indebido.
Te he visto como
a Alfonsina,
al borde del mar,
bella, inalcanzable,
alta y soberbia,
a la cual yo,
no podía llegar.
Pero tu has sido,
constante y eterna,
como la ola del mar,
yendo y volviendo,
con perseverancia sin par.
Por que tuve que gozar
de tu cariño y cuidado,
de tus regalos y confianza,
pero no pude jamás,
de tu corazón gozar.
Si me hubieras dejado,
inconsciente en mi letargo,
me sentiría contento,
me creería feliz.
Jorge Lebasi González