La guirnalda roja
que mi boca enciende con tus labios,
al cruel infierno me arroja
robando mi placer con sus agravios.
Me pierdo en el silencio
de un eterno mundo sin palabras.
Me pierdo en las delicias
de un cabello de dorado abatimiento.
Soplo al dulce viento mi avaricia;
lloro de contento.
Me pierdo en la congoja
de un llorar que advierte estremecido.
No encuentro el árbol de tus senos
en el arbusto de mi fronda.
Dos segundos sin que dulce me responda
tu voz y ya te echo de menos.
Me pierdo en el aroma
de tu piel de chocolate de palmera.
Me pierdo en lo más dulce
del azúcar de tu tórrida escultura.
Me pierdo en laberinto sin salida,
me pierdo en inquietudes incesantes,
me pierdo en las alondras de una vida
que pronto perderé después o antes.
Me pierdo en ti, mi amor, en tu calor,
un calor que da vida a mi alma.
Joseba Lopetegui García