EL GLOBO
Gritaba el niño, enloquecido,
al ver que su globo subía al cielo,
subía con un cordel colgando que hacía muecas
a las diminutas manos del infante.
Gritaba el niño, sollozando
y el padre desesperado le dijo que callara,
que le obsequiaría otro,
que globos había cientos para elegir.
Mientras por la mente de aquella pequeña infancia
sólo atravesaba una inconfundible angustia:
los planetas del universo no devolverían jamás
a su globo color azul, pues se parecía demasiado a ellos.
Santiago Azar
Incluido en Inventario Solemne. Editorial Mosquitos. Mayo 2004. Reg. Prop. Intel. Nº 125.593
Y en la antología Poemas al Azar. Talca, Chile, Primavera de 2003.