GRANITOS DE ARENA
XII
Y oasis como sexos escondidos
que el día enciende y la noche apaga.
Y tu vientre moreno que se tersa
alrededor de verdes columnatas.
Y dunas como muslos que se agitan
con un leve temblor de hocico y llama.
A plena libertad de tu intemperie,
en tu redonda intimidad dorada,
tus órganos sexuales se descubren
y en tus arenas mismas se recatan.
Por tu cruel solario, los peligros
cierran tu desnudez a la mirada,
y las brújulas borran tus recintos
y los dragones de la sed te guardan.
Sólo a tu cuerpo mágico se acercan
los diedros cautelosos de las jaimas,
el viento que se abrasa en tus simunes
y el ninfómano grito de las llamas.
Y oasis como axilas que bostezan
en un doliente hastío de esmeralda.
Y dunas, como bíceps desafiantes,
erguidos en defensa imaginaria.
Y toda tu belleza inexpugnable
es del león la miel en la garganta.
Pedro García Cabrera