MISTERIOS GOZOSOS
1
Ah, nunca, nunca más la conocida
ternura, la palabra pequeña, familiar,
que cabía en mi boca.
Nunca ya mi cabeza
segada dulcemente por la mano más próxima.
Nunca la juventud como una casa
espaciosa, asoleada de niños y de pájaros.
Adiós para la tierra que en mi torno bailaba.
Voy a entrar en tu hora, soledad; en tu mano, destino.
Rosario Castellanos