Soy sólo espectador.
Una nostalgia
me toma.
Como un lamento de la piel.
Ella te inició,
pero yo deambulo frente a la puerta,
aun sabiendo que no me debo a mí.
—Ni un solo átomo mío es mío—.
¡Qué penuria
en la mano misma del misterio!
el misterio voceado en nuestra cara
como viento arrasador,
nuestro avío,
nuestro traje de gala,
nuestro camino de regreso,
vena que todo lo recorre
pulsando,
a la mano como tu cuerpo.
Rafael Cadenas