LAS PELEADORAS
La mamá de Blanca y Rosa
Trajo de la calle un día
Una muñeca preciosa,
Vestida como una diosa.
De seda y argentería.
—«¡ Para mí! —¡No! ¡para mí!»
Gritó al verla cada una;
Y ella les dijo: «¡Alto ahí!»
Si la disputáis así
Será más bien de ninguna.
Voy a dársela esta noche
A quien se porte hoy mejor;
Y si os portáis sin reproche
Todas dos, a la otra un coche
Daré del mismo valor.
La madre condescendiente
Dejó que una y otra niña
Viesen de cerca el presente;
Tomáronlo, y prontamente
Entre las dos se armó riña;
Pues cada cual se empeñó
Con manos, uñas y brazos
En que a ella se le dio
La muñeca; —y resultó
Que el dije se hizo pedazos.
No hay cosa más tonta y fea
Que dos niñas peleando;
Las detesta el que las vea,
Y pierden en la pelea
Eso que están disputando.
Nueva York, octubre 12: 1870.
Rafael Pombo