EL CAIMÁN VENCIDO
Aquel gañán respondón
Que un Caimán llamó cobarde,
No echó en olvido el sermón,
Y a pagarle la lección
Volvió en su busca una tarde.
Trajo un asta bien labrada,
Con una porra o cabeza
De agudas puntas armada,
Cubiertas de una carnada
Que niveló su aspereza.
Encontró al predicador
Como aguardando su vuelta,
Y a ley de buen contendor,
Se le avanzó sin temblor
Con recta marcha resuelta.
Como el fierro hacia el imán,
Parte el monstruo; su bocado
Sácale al frente el gañán;
Boca enorme abre el Caimán,
Y muerde, y queda clavado.
El fin del Caimán te advierte
Que la razón es más fuerte
Que la vil fuerza brutal;
Y que su éxito final
No hay quien burle o desconcierte.
Rafael Pombo