EL LOBO PINTOR
Garrote vil; tal era la sentencia
Que sobre un Lobo criminal pendía
Cuando apeló llorando a la clemencia
Del que vengar sus víctimas debía:
—«Quiero purgarme en santa penitencia
Y a pan y agua poner mi gula impía.
No probaré más carne, te lo juro,
Ni olvidaré jamás trance tan duro».
Conmovido el Pastor dio libre al reo;
«Y encontrando éste, a poco trecho andado,
Un cerdo que en sabroso chapoteo
En un pantano se revuelca echado;
¡Cumplo lo dicho! —exclama—; y como veo
Que eso no es carne ya, sino pescado,
Puedo en conciencia hacer el sacrificio».
—Y así respeta su palabra el vicio.
Rafael Pombo