LA VIRGEN ENFERMA
¡Dios, nuestro Padre cariñoso y tierno!
¡Raudal inagotable, inmenso, eterno,
De paz, de vida, de piedad, de amor!
¡Tú, el único refugio del que llora!
¡Tú, que jamás al labio que te implora
Has negado el maná consolador!
¡Oye, buen Dios! la tímida querella
Que por la virgen moribunda y bella
La más pura amistad osa elevar,
Y si no mi oración, las oraciones
De tantos angustiados corazones
Puedan a ti suavísimas llegar.
Rafael Pombo