PRESENTACIÓN DE LA TULIVIEJA
Pero si es muy sencillo:
avanza ciegamente en la neblina
tanteando su terreno
con un tosco bastón de gasparillo,
hincando huellas de águila en el cieno
horrendo en que camina.
Silencio: no hagas ruido,
aguza los oídos,
escucha su silbido
de pájaro asustado
—sauce llorón mesándose el cabello—
buscando en la corriente aquel destello
que fulguró en los ojos del ahogado.
Tristán Solarte