LIBERTAD CELESTE
¡Ah la frente serena!
Quisiera yo saber
que la frente ya exenta de un cuerpo que no es aire
arriba ondea donde la luz existe,
arriba hiere cielos que generosamente
dan sus vidas azules como la lluvia fresca.
Dejadme, sí, dejadme.
El corazón ansía,
ansía bajo tierra perecer como luna,
como la seca luna que se clava en el suelo:
un poniente durísimo que de un golpe se incrusta.
El corazón mataría a la tierra,
mataría como un amor que estrecha o asfixia un cuerpo odiado,
un cuerpo que se rinde desangrándose vivo
mientras se besan labios o burbujas de muerte.
Pero arriba la cabeza se evade.
Belleza soberana, majestad de la frente,
piel serena de oriente donde un sol se retrata,
donde un sol tibiamente se ciñe como un brazo,
una piel fina, amada, de una mujer desnuda.
¡Cielo redondo y claro donde vivir volando,
donde cantar batiendo unos ojos que brillan,
donde sentir la sangre como azul firmamento
que circula gozoso copiando mundos libres!
Vicente Aleixandre