ENRIQUE FERNÁNDEZ LUMBA
Latido constante y férvido de lo hispano en Filipinas
Este gran caballero, fe y virtud franciscanas,
nos viene día a día, sus torres levantando
para cantar en lo alto, con voz de sus campanas,
del habla castellana, el «cómo», el «qué» y el «cuándo».
El «cómo», el «qué» y el «cuándo» de raíces hispanas:
cómo en tierras malayas se fueron arraigando,
qué injertos dieron frutos a las flores paganas,
cuándo soles cristianos los fueron madurando.
Agua mansa, sin truenos, sobre reseco ambiente,
el hilo de su verbo encarrila un aliento
que quiebra indeferencias con voz de lo silente.
Va horadando la roca su gota persistente:
ya le están escuchando el pájaro y el viento;
mañana será un pueblo la flor de su simiente.
Adelina Gurrea