LOS RISCOS
Altos, desnudos riscos, que desde la meseta
se ven como sedientos de luz y de ternura.
Bloques de esclavitud, cúpulas de amargura,
que la ventisca en sombras de adversidad agrieta.
Abajo, al pie del monte, parásita vegeta
mezquina flora en charcas de asolación oscura;
y arriba, eternizando titánica tortura,
los combatidos riscos sobre la cima escueta.
Sepultos en la noche, su lobreguez espanta.
Mas, cuando la tiniebla se inflama y se agiganta
y al sesgo un rayo signa la oscuridad en cruz,
con hondo retumbar de nube y de montaña,
desciende hasta los riscos a consolar su entraña
un cárdeno relámpago de atormentada luz.
Germán Pardo García