VICTORIA DE LA ESPERANZA
Ansío la Esperanza y la reclamo
desde mi firme corazón obrero,
ese músculo noble y verdadero
con solitarias cúspides que amo.
Cumbres de paz en que potente gamo
bruñe su piel al resplandor primero,
y alturas del amor donde venero
los admirables nombres que proclamo.
En pos de la Esperanza yo ejercito
mi alma en sus estadios de infinito,
como atleta que al blanco de su anhelo
puntas de vida incontenible lanza,
y hunde triunfal su trágica esperanza
cual un venablo en la mitad del cielo.
Germán Pardo García