A UN FRAILE FRANCISCANO, EN AGRADECIMIENTO DE UNA CAJA DE JALEA
Gracias os quiero dar sin cumplimiento,
Dulce fray Diego, por la dulce caja;
Tal sea el ataúd de mi mortaja,
Y de mis guerras tal el instrumento.
Consagrad, Musas, hoy vuestro talento
A la monja que almíbar tal le baja,
Pues quien acabar suele en una paja
Sella ahora el estómago contento.
Cualquier regalo de durazno o pera
Acoto suyo, si podrá un amigo
Escotar un discípulo de Scoto.
Confieso que de sangre entendí que era
Cámara aquella, y si lo fue, yo digo
Que servidor seáis, y no devoto.
Luis de Góngora y Argote, 1608