VÉRTIGO
¿El mar? Yo no lo sé; pero este traje
verde primaveral, era lo mismo
que al mar la espuma blanca era el encaje,
y era tu cuerpo rítmico el abismo.
Cuando te vi pasar como un celaje,
mi alma sintió un extraño paroxismo,
porque tu falda le envolvió, lo mismo
que a un náufrago, en la noche, el oleaje.
Pasó bien pronto el vértido. Tu falda,
como trémula onda de esmeralda,
se fue tranquilamente serenando...
Y yo, abismado en ti, pensé en las olas,
pensé que estaban nuestras vidas solas,
y mi última esperanza naufragando.
Miguel Rasch Isla