XXXIX
SILENCIO
Luce en la majestad de tu tormento
la luz del abandono sin reserva;
resignación, que es libertá absoluta,
y el «¡Hágase tu voluntad!», reviste Mateo XXVI, 39.
con velo esplendoroso tu martirio.
Silencio, desnudez, quietud y noche
Te revisten, Jesús, como los ángeles
de tu muerte; se calla Dios desnudo
y quieto en su tiniebla. ¡De tu Padre
dentro el silencio fiel tan sólo se oye;
de tu amor el arrullo que nos llama
con brizador susurro a nuestro nido,
puesto en tus brazos sobre las tinieblas
por las que rompe de la vida el sol!
Miguel de Unamuno