ERA OTRO TIEMPO
Ayer no conocía
la rigidez que habla
sin palabras.
Solo el sol
llegaba hasta la cama
como queriendo
detener el frío.
Hoy en la orfandad
del lecho
hay una lluvia sal
en mis pupilas.
Unos zapatos calzados
de silencio
junto al sillón
bostezan y preguntan
por el sueño misterio
de los muertos.
Era otro tiempo
de esperanzada luz,
hoy lo comprendo:
Mi madre era yo.
Irma Trotta de Basciano