UNA ANGUSTIA DE TIEMPO DORMIDA EN EL MAR
Alfonsina
En el profundo mar de su intelecto,
navegaba
su espíritu sutil.
En el desván de su delirio
una canción de cuna
la estremece.
Eleva al infinito
la rosa del deseo.
Ante sus ojos asombrados
nace el capullo y con él
la fuerza elemental para vivir.
La voz del caminante
a su dolor acosa:
¿Como ha sido mujer que habéis pecado?
En un débil suspiro le responde:
¡Es hermoso amar y yo he amado!.
Mutilada la flor, mueren los sueños
las perlas de sus ojos
descienden maternales
hacia su pecho herido,
una angustia de tiempo
oprime la palabra miedo.
A su perfil desdibujado y triste
ojeras de partida le tiñó la noche
no hay adiós
ni augurios de pañuelos en el viaje.
Presiente
y silenciosa
va al encuentro del mar,
su amante eterno.
Arrullada en sus brazos se quedó dormida
y la muerte piadosa, inexorable
le besó la frente...
Irma Trotta de Basciano