DÍAS CORTOS
El sol salió
cinco segundos exactos
esta tarde.
Ante el plomo derramado,
el oro puro decoró,
en un grácil baile de naranjas,
el retablo del ocaso.
Se vio un dios
en la ventana de una nube
festejarlo y alabarse por crear,
tan de la nada,
tal efecto.
Después, todo supo a hielo de la noche,
regresándose al olvido cualquier luz.
Norberto García Hernanz