DON DE LA SONRISA
Insobornable y temido fin,
querida suerte, dos puntos,
espero ausentarme tranquilo
cuando se cumpla mi tiempo
y festejar el desapego
con el don de la sonrisa.
Por supuesto, si es posible,
mucho mejor en la sierra,
susurrando una canción
de nadie y nunca,
besando mi frente la brisa
y sin hacerme preguntas.
Norberto García Hernanz