A VECES, EN UN MINUTO
A veces, en un minuto,
hay años escondidos,
insomnios que duermen hasta el amanecer,
rendijas abiertas de ternura
o legiones ciegas de espejismos
que hechizan la sístole y diástole del tiempo
y llenan la aorta de lunas desbocadas
y la revientan al decir sí.
Entonces el futuro sueña que existe
y una ola misteriosa de mercurio mágico
resume el aire y entona
el fado errante de la felicidad.
Y yo quisiera
detener ese minuto para siempre,
olvidar el leproso malecón de la vida
que prostituye el eco
y salvar a las sirenas que se ahogan
por no saber nadar al revés.
En mi memoria
aún se bañan desnudas las ninfas
y el cofre del tesoro
se nutre de mariposas que un pirata
dejó olvidadas en la crin del éter.
Y cabalgo aferrado
a tus emociones y sentimientos
como un látigo de luz que estalla.
Y lavo el silencio
en vómito invisible
que sólo entiende
la soledad cuando te llama a gritos
aún sabiendo que tú no estás.
Aquí,
anclado en esta eterna madrugada,
encadenado a la verdad,
atrapado en una tuerca sin vuelta
que cada día aprieta más,
sé que un minuto,
a veces,
encierra años enteros
en una cárcel de hielo transparente
y los condena a cadena perpetua
si tú eres sólo un sueño
que olvidó despertar.
Marzo 2004©Fernando Luis Pérez Poza
Pontevedra. España