CARRETA DE VIENTO DOS
Sufro mucho,
como un niño,
porque no soy capaz
de dejar el vicio
tan mal visto
de comerme las uñas.
Y sé que ni siquiera
tendré un mausoleo,
porque el de la familia
nos lo robó un hermano
del bisabuelo.
Y pienso que no debo desvelarme
pensando pensamientos,
pues me saldrán ojeras
que arruinarán mi éxito en las fiestas
de la semana entera.
Entonces me enderezo
y me quedo dormido
mirando al techo.
Sergio Esteban Vélez