ESTATUA DE SAL
Eres fría. A tus labios no se asoma
ni la risa, ni el grito, ni la queja:
estatua fueras en la Atenas vieja,
mujer no fueras en la vieja Roma.
Como estatua de sal, si a veces toma
gesto vibrante el arco de tu ceja,
es porque en tu pupila se refleja
el rojo incendio de infernal Sodoma.
¡Tú desdeñaste a jóvenes de brío,
y en matrimonio trágico y sombrío
a un anciano te uniste sin conciencia;
y la justicia del amor burlado,
como que eres de sal, te ha condenado
a que te lama el buey de la Impotencia!
José Santos Chocano