CANCIÓN PARA UNA DESPEDIDA
Kuntur vuela y llévame hasta sus sueños
antes que despierten las margaritas,
toma en tus alas el aire que me falta,
toma también la libertad que añoro
y entrégasela al Inti como ofrenda
Mamacha, despierta, mira que asoma la mañana,
enjuaga tu carita con el agua del cielo
recién atrapada entre las hojas y
camina conmigo por los nanis que dejaron nuestros Incas...
extranjeros ahora en su propia tierra;
démonos sacrílegos pero libres
en el Kero sagrado la eucaristía y
sorbamos chicha en vez de vino por nuestros ancestros.
Viérteme tu aliento inocente
ahora precisamente que respiro melancolía,
lento y constante como los puquios
lavan la piedra para calmar la sed del indio;
alcánzame un poco de tu quina y
dancemos por los Andes la melodía que el viento silba
ante el absoluto silencio de sus nevados;
rondemos una vez más en la fiesta de la yunza,
el canto del pueblo alrededor del árbol
sólo para que me quede el recuerdo.
Mañana me habré marchado... muy lejos y
espero llevar como equipaje cada detalle tuyo
desprendido a tientas en la oscuridad de tus ojos,
imaginaré que tus labios son dos caballitos de totora,
nidos de una sonrisa que lo dice todo... sin decir...
a Dios.
César Aching Samatelo